Hongos Comestibles y Tóxicos
de México

.
Hongos comestibles y tóxicos de México

En México se consumen tradicionalmente más de 400 especies de hongos silvestres, esto lo coloca como el segundo país con el mayor número de especies consumidas en el mundo. También se desarrollan alrededor de 100 especies de hongos tóxicos, de las cuales nueve son mortales al ser consumidas.

Aunque el número de especies comestibles es mayor que las tóxicas estas pueden ser muy parecidas. Por lo tanto, son comunes las confusiones durante su recolección, lo que provoca intoxicaciones incluso mortales. En los últimos años se han reportado decesos por consumo de hongos silvestres principalmente en los estados de Chiapas, Hidalgo, Puebla y Veracruz.

El incremento de los casos de envenenamiento en las últimas dos décadas hace primordial enfrentar esta problemática. Sin  embargo, existen muchos vacíos sobre la información acerca de las intoxicaciones por consumo de hongos tóxicos. Uno de los más importantes es el desconocimiento de la identidad taxonómica de las especies involucradas en las intoxicaciones y las especies comestibles con las que se confunden. Por lo anterior, es fundamental promover la capacidad en la identificación de las especies y en consecuencia incorporar los hongos al desarrollo de nuestra sociedad de manera segura e informada.

 

En México se consumen tradicionalmente más de 400 especies de hongos silvestres, esto lo coloca como el segundo país con el mayor número de especies consumidas en el mundo. También se desarrollan alrededor de 100 especies de hongos tóxicos, de las cuales nueve son mortales al ser consumidas.

Patrimonio Micocultural

México ha sido considerado como la segunda región biocultural más importante del mundo (Toledo y Barrera-Bassols, 2008). Dentro de este legado producto de la relación ineludible que han tenido a lo largo de la historia las culturas con los recursos biológicos de su entorno (Maffi, 2001), encontramos los hongos. Los conocimientos   micológicos,   las   prácticas culturales desarrolladas, los  sistemas  simbólicos que son parte de las culturas y que han permitido la recolección y aprovechamiento de los hongos silvestres y  en  general,  cualquier aspecto tangible o intangible producto de la relación entre los hongos y las culturas constituyen el patrimonio micocultural (Ruan-Soto, 2014).

 

Hongueros

En las comunidades donde la recolección de hongos silvestres es una práctica común existen especialistas que se dedican a realizar ésta actividad económica primaria. A lo largo del territorio nacional reciben varios nombres, pero generalmente se les denomina cómo “hongueros”, y son reconocidos como las personas que poseen un mayor cúmulo de saberes alrededor de los hongos silvestres. Este conocimiento les otorga un lugar en la estructura social y les brinda una identidad definida. Además, de conocer las características distintivas de los hongos, reconocen los hábitats y temporadas de crecimiento de las especies de interés, los factores ambientales que favorecen su desarrollo, las prácticas vinculadas a la recolección, transporte, conservación y comercialización de estos organismos. Así como sus formas de preparación (Estrada-Martínez, 2010). Aunque esta actividad es realizada tanto por hombres como por mujeres, se ha documentado que las mujeres están presentes en todo el proceso de aprovechamiento de los hongos, es decir, durante la recolección, procesamiento, preparación y comercialización de este recursos. Siendo ellas las principales responsables de conservar y transmitir el conocimiento de este patrimonio (Garibay-Orijel et. al, 2012).

Los hongos silvestres son un recurso que juega un papel relevante dentro de las culturas, su importancia no solo depende de su uso. Ejemplo de ello, son los hongos tóxicos que a pesar de no tener un uso directo conocerlos es de suma importancia, ya que esto puede ser la diferencia entre la vida y la muerte (Ramírez-Terrazo, 2017). El estatus de cada hongo obedece a diferentes factores que son parte del consciente e inconsciente colectivo de cada cultura; es decir, lo que es importante para una cultura, puede no serlo para otra. Factores históricos, sociales, culturales, económicos, características biológicas, ecológicas y organolépticas de las especies influyen en el rol que posee cada hongo en las culturas (Montoya-Esquivel et al., 2014, Ramírez-Terrazo 2017).